La fruta ¿Como y cuando comerla?
Las frutas deberían comerse en su época, cultivadas en lugares cercanos y recogidas en su punto de maduración.
La naturaleza nos ofrece las frutas, crudas, frescas y llenas de nutrientes, listas para ser comidas directamente. La fruta se digiere muy rápido, tu cuerpo gasta muy poca energía en digerirla, el resultado es una gran abundancia de energía: además te proporcionan muchos nutrientes y una cantidad mínima de toxinas.
Las frutas son los alimentos que mejor encarnan la salud y la belleza. Resultan gustosas, son apetecibles y sientan muy bien al organismo, nutriéndolo y ofreciéndole una cualidad medicinal.
Muchos antropólogos opinan que el hombre es frugívoro, o sea, comedor de frutos. Según esta teoría, las frutas habrían evolucionado junto a él, como las flores junto a las abejas.
Lo sugiere la dentadura humana, que en ningún caso puede decirse que pertenezca a la de un carnívoro, ni tan siquiera a la de un omnívoro, pero que está perfectamente adaptada para comer frutas y verduras.
¿Cuándo se debe comer la fruta?
Las fruta es mejor comerla con el estómago vacío. El mejor momento para comerla es en el desayuno. Desayunar fruta es un hábito fabuloso y sano que te dará muchísima energía para todo el día.
No comer nunca las frutas después de comer otro alimento excepto si son frutas también.
Después de comer frutas deja un intervalo de una hora o dos antes de comer otros alimentos para dar tiempo a tu estómago a que se vacíe.
Come fruta cuando te apetezca, siempre y cuando sigas los consejos anteriores.
Un día entero a fruta es un día ganado en salud porque tendrás muchísima energía que tu cuerpo utilizará para eliminar las toxinas acumuladas en sus tejidos y órganos. El resultado es un organismo más puro y con más energía.
¿Por qué no debemos mezclar la fruta con otros alimentos?
La razón de ello es que las frutas están formadas por azúcares simples (carbohidratos) que son monosacáridos (una sola molécula) que no requieren digestión, pasando a los intestinos en cuestión de minutos.
Si las mezclamos con otros alimentos que requieren más tiempo para su digestión como por ejemplo los almidones (patatas, arroz, maíz, etc.), frutos secos, alimentos de origen animal, etc., entonces las frutas permanecen demasiado tiempo en el estómago esperando a la digestión de los otros alimentos y las bacterias residentes allí hacen su trabajo, descomponen el alimento produciéndose a la vez la fermentación de las frutas. El resultado es que en vez de nutrirte te envenenas con los subproductos de la fermentación: ácido láctico, dióxido de carbono, alcohol. Muchísimas personas experimentan los síntomas de este envenenamiento: dolores de cabeza, pesadez, dolor de estómago, diarrea, gases, eructos, etc.
Tampoco es recomendable cocinarla, ya que sus nutrientes se destruyen y se convierten en venenos para el cuerpo, dañando la digestión y fermentando en el estómago. La solución es sencilla: come la fruta fresca, sola sin ningún otro alimento y comprueba los resultados.
¿FRUTAS AUTÓCTONAS O EXÓTICAS?
En los mercados se puede encontrar gran variedad de frutas en cualquier época del año pero hay que tener en cuenta que las traídas desde otros países se recolectan cuando todavía están muy verdes, por lo que sus propiedades nutritivas son menores.
Pero incluso las variedades foráneas cultivadas aquí, con un clima muy diferente al de su origen, necesitan medios artificiales para que su rendimiento sea aceptable: invernaderos, cantidades mayores de agua, plaguicidas, abonos químicos y cámaras frigoríficas que disminuyen la bondad inicial de las frutas.